Antes que dar a conocer
su nombre verdadero, prefiere revelar los motes con que lo humillaban a sus 13
años. “Flaco”, “debilucho”, “alfeñique” y “chaparro”, eran apenas algunos
adjetivos usados por los bravucones del colegio para denostarlo, y eso si bien
le iba, porque con frecuencia las agresiones pasaban de lo verbal a lo físico.
Hoy, aquel adolescente es un luchador profesional que sobre el ring enfrenta a
todo tipo de adversarios, y fuera de él, al bullying escolar.
para mayor información, consulta la liga: http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2013_230.html
Y tú, ¿Cómo combates
la violencia escolar, en tu escuela?, puedes compartir tu estrategia en este
espacio.